
Desde hace miles de años se ha practicado el parto vertical, miles de culturas lo han tenido como la forma más común de ver nacer a sus niños, pero esta práctica tuvo un revés en el siglo XVII cuando el obstetra François Mauriceau propuso que se acostara a las mujeres para dar a luz debido a que en ese momento los "forceps" eran utilizados en la mayoría de las intervenciones.
Ahora se ha revalorizado el parto vertical y se está imponiendo frente al parto en el que la mujer se encuentra echada al momento de parir. Esta revaloración se debe sobre todo a los múltiples beneficios que esta forma de alumbrar ofrece, beneficios como:
Reduce la duración de la segunda fase del parto.
El número de episiotomías (desgarros) es menor.
El dolor post parto disminuye.
Reduce el trauma obstétrico.
La frecuencia cardiaca del feto no sufre alteraciones.
Disminuye la hemorragia y el tiempo del alumbramiento
Por estos motivos el parto vertical es el más recomendado para lograr un parto seguro y feliz